Lo que un día apeteciste desemboca en la memoria.
El corazón recuerda lo que fue dejando en el camino
por miedo, por verguenza,
o simplmente por creer que no era
merecedor del goce. Repentina
la belleza se asoma a una sonrisa
y no eres capaz de apresar el instante,
que se desvanece para simempre.
Huvo un minuto único
perfectamente a tu deseo
y lo dejaste ir. Fue la cobadía
y la cobardía nunca seŕa un indulto.
Po eso recordar una herida
que nos dueoe:, y nos humuilla.
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